Me miro al espejo,
me veo cambiado.
Mi mano derecha es mi mano izquierda
y mi izquierda mi derecha.
Lo mismo me dice
el espejo de mis ojos
y mis piernas.
Al mirar a mis pensamientos,
me llevo la sorpresa
de encontrar a mi peor
enemigo.
Ese otro yo
que llevo dentro.
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