Ahí afuera,
el chaparrón,
el frío,
el rechinar de los tranvías,
la trama incesante del tramposo,
el tráfico, los árboles tristes
de otoño, toda esa gente
cabizbaja bajo los paraguas.
Aquí adentro,
de pie, en el dintel
de la puerta, con las piernas
cruzadas, enfundadas en la gabardina
que los dos sabemos,
turbadora, inquietante,
y peligrosa.
Tú llamándome.
Con la mirada....
*(versión Karmelo C. Iribarren)
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