martes, 6 de junio de 2017

Perdidas

Eran las 12 del mediodía,
de un día corriente de
primavera,
en una transitada calle
peatonal.

Las tuercas y tornillos,
se agrupaban encima
de la mesa del bar,
mirando a los transeúntes
con cierto asombro,
abandonadas por algún
displicente.

Eran aristócratas del gremio,
latón puro.

Descansan sin dueño,
en una mesa del bar,
al sol.

Rubias, perfectas, 
llenas de curvas y rectas.
Pura poesía de formas.



¿Olvidadas?

Probablemente perdidas
por alguien que, seguro,
en algún diálogo o negociación;

las echaría de menos.

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